Según Guy Moussele, Presidente de la Asociación Bomassa para la Promoción de la Cultura y la Protección de la Biodiversidad
El proyecto descrito a continuación forma parte de una asociación con la Community Land Rights and Conservation Finance Initiative (CLARIFI). La misión de CLARIFI es recaudar fondos públicos y privados para ampliar estratégicamente los recursos flexibles directamente a los pueblos indígenas, los pueblos afrodescendientes y las comunidades locales para avanzar en sus enfoques y prioridades cuando se trata de lograr los derechos a la tierra, la conservación, la adaptación al cambio climático y la gestión sostenible de sus territorios, al tiempo que apoya una mayor equidad de género, edad y ecosistemas.
Las zonas del proyecto, a saber, el paisaje del triángulo Bomassa (Sangha) y el paisaje Lac Mboukou-Ebouhole (Likouala), son esencialmente ecosistemas forestales cuyos recursos son utilizados por los Pueblos Indígenas y las comunidades locales para satisfacer sus necesidades vitales. Las comunidades afectadas son Bandzambas, Mbendjeles, Baboles, Bomassa y Pomos. Se estima que su número asciende a 2.000 personas repartidas en más de 200 hogares.
Las comunidades han vivido aquí desde tiempos inmemoriales en armonía con la naturaleza y han desarrollado conocimientos culturales y socioeconómicos tradicionales que se han transmitido de generación en generación. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que los pueblos indígenas y las comunidades locales han realizado para conservar estos paisajes a través de sus conocimientos y prácticas tradicionales, estas zonas forestales están ahora expuestas a diversas amenazas que ponen en peligro su propia existencia.
Las grandes empresas madereras ejercen una presión permanente sobre los recursos forestales, lo que supone una grave amenaza para el entorno vital de las poblaciones indígenas. La importante biodiversidad que abunda en estos ecosistemas también se enfrenta a la caza furtiva y corre el riesgo de perder sus especies más emblemáticas, como el elefante y el gorila. Además, otro gran reto para la conservación es la falta de un marco organizativo bien estructurado que garantice la gestión y protección de los hábitats y paisajes naturales.
Por ello, la Asociación Bomassa para la Promoción de la Cultura y la Protección de la Biodiversidad (ABPCB) ha querido contribuir al esfuerzo nacional para preservar la cultura de las poblaciones indígenas, garantizando al mismo tiempo la protección de la biodiversidad de los paisajes afectados, en colaboración con las comunidades locales y las poblaciones indígenas.
El proyecto pretende abordar la cuestión de la seguridad de la tenencia de la tierra, la conservación de la biodiversidad y la gestión de los recursos naturales en el contexto de la lucha contra el cambio climático, así como apoyar a las comunidades en la creación de áreas protegidas indígenas y comunitarias para garantizar la conservación y la buena gestión de los recursos naturales en sus territorios, contribuyendo al mismo tiempo al objetivo 2030 del Marco Global de Biodiversidad. Su objetivo es asegurar 270.200 ha de bosques, turberas y zonas lacustres para las propias comunidades.
Hasta la fecha se han llevado a cabo tres actividades principales, que incluyen la concienciación de las autoridades consuetudinarias locales sobre la importancia de la buena gestión y conservación de los recursos naturales en sus respectivos territorios. Esto se hizo a través de contactos individuales, grupos de discusión y talleres masivos en los dos emplazamientos del proyecto. El proyecto también trabajó en la promoción ante las partes interesadas a nivel central (ministerios, instituciones y ONG), así como ante las autoridades departamentales y municipales de las que dependen los lugares en cuestión. Por último, se están realizando ejercicios de cartografía georreferenciada en los dos lugares del proyecto, a saber, el triángulo de Bomassa en el distrito de Kabo (Sangha) y el paisaje lacustre de Mboukou-Ebouhole en el distrito de Epéna (Likouala).
Entre los principales problemas encontrados figuran la lejanía de los lugares de la sede de la asociación, que exige largos y penosos desplazamientos para llegar a los lugares y las comunidades, y la falta de medios de transporte limpios tanto para la promoción como para las visitas a los lugares.